domingo, julio 15, 2007

Los 44 puntos y el fracaso del Pejeazteca

Ciro Gomez Leyva

El domingo en la noche se registró el rating más alto en la televisión mexicana en lo que va del siglo. La edición especial de tres horas de La fea más bella alcanzó 44 puntos. Para que se tenga una idea de lo que eso significa, la transmisión del partido Cruz Azul-Pumas tuvo 12 buenos puntos y diez la ceremonia de entrega del Óscar, en donde competían una docena de compatriotas.

Esta madrugada cumplió dos meses al aire un programa semanal que, en promedio, no ha superado el medio punto de rating: La verdad sea dicha (TV Azteca, martes, una de la mañana), el capricho de Andrés Manuel López Obrador para, según él, romper el cerco informativo que la televisión levantó contra su movimiento político.

Se escribió aquí el 8 de enero, día del lanzamiento de La verdad sea dicha: “López Obrador tendría que justificar por qué después de su penosa experiencia de 2006 en TV Azteca con La otra versión, programa irrelevante, con un rating de pena, regresa a la pantalla del Ajusco en un horario en donde superar el punto de rating será una proeza (…) gastando dinero para producir 30 minutos que nadie va a ver”.

Ese 8 de enero pensaba que el verdadero objetivo de La verdad sea dicha era expurgar a TV Azteca para que López Obrador pudiera cumplir su sueño de quedar cara a cara contra Televisa. Pero ha sido tal el fracaso del Pejeazteca que ni siquiera para eso le ha servido. Además de su rating de miniatura, el programa ha sido incapaz de dar una nota o abrir una polémica.

Un especialista en producciones y ratings me dijo hace poco que la genuina motivación de López Obrador era narcisista, era verse al menos una vez por semana en la tele. Y a un costo de más de un millón de pesos mensuales, pagados por sus simpatizantes.

Qué desastre.

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